RESPUESTAS CONTRA UNA ESTADÍSTICA (Por José Carlos León colaborador FAB)
El deporte base busca soluciones a un estudio que coloca a España como uno de los países con más actitudes violentas
Hace unas semanas, un estudio sacó a la luz una estadística que hace pensar: España se sitúa entre los países donde más ciudadanos afirman haber presenciado comportamientos o actitudes violentas, durante eventos deportivos, de padres hacia entrenadores y jugadores delante de sus hijos, según una encuesta mundial que sitúa a nuestro país cinco puntos por encima de la media.
El sondeo revela que el 37% de los encuestados coincide al afirmar que ha sido testigo de esta clase de actitudes, un mal que se expande semana tras semana en multitud de canchas de categorías de formación y que supone un pésimo ejemplo para los chicos que empiezan a relacionarse socialmente a través del deporte. Como no podía ser de otra forma, Córdoba no es una excepción, y no es difícil ser testigo de situaciones poco edificantes que se incluyen en una estadística particularmente peligrosa.
Sin llegar al 60% con el que Estados Unidos lidera esa estadística - una sociedad en la que el deporte, la profesionalización y el éxito están unidos desde los primeros niveles de la educación-, el 42% de los españoles encuestados asegura que ha sido testigo de comportamientos abusivos hacia deportistas de padres delante de sus hijos. "La encuesta pone de manifiesto que durante los espectáculos deportivos hay personas propensas a este tipo de actitudes con las que obviamente, no damos buen ejemplo a los más pequeños", ha señalado el director del sondeo, Jorge Díaz-Cardiel. Cuestiones culturales, frustraciones debido a la crisis -a las que se da rienda suelta usando como excusa el deporte- y un deseo por parte de muchos de resolver sus preocupaciones de manera agresiva se esconden detrás de esos comportamientos.
¿Qué hacer para revertir este problema? Las respuestas están llegando desde distintos puntos implicados, tanto desde los clubes como de las propias federaciones, conscientes de que ésta es una cuestión de educación deportiva. No hay que irse demasiado lejos para encontrar algunas soluciones. Desde el propio Córdoba CF se ha creado la denominada Escuela de Padres, un área multidisciplinar que busca la formación integral de los canteranos y en la que, dentro del acuerdo del club con la UCO, se persigue introducir definitivamente la parcela deportiva como un elemento más en el desarrollo de la personalidad de los jóvenes jugadores. Desde otros muchos clubes, como el Adecor, se están dando pasos en la misma dirección, con la organización de jornadas de convivencia en la que padres, jugadores y entrenadores se dan cita al inicio y durante la temporada para llegar a puntos de acuerdo y normalizar una situación que en no pocos casos acaba como punto de conflicto.
En el mundo del baloncesto la respuesta está llegando directamente desde las federaciones. Antes del inicio del Campeonato de España de minibásket (chicos y chicas de 10 y 11 años), el propio director técnico de la Federación Española, Ángel Palmi, dejó claro que en minibásket "lo importante no es ganar, sino aprender y divertirse", un mensaje que la FAB quiso respaldar emitiendo un decálogo para participantes que, de forma implícita, también estaba destinado para sus padres. Conceptos tan didácticos como "disfruta jugando como parte de tu formación", "no olvides tus estudios", o "respeta al árbitro y al contrario, porque así encontrarás el valor de tu propio equipo" eran la base de una circular que concluía señalando que "el baloncesto te ayudará a ser humilde, modesto y saber relacionarte". Días después, el ex internacional Fernando Romay se dirigió directamente a los padres con otro decálogo en el que invitaba, entre otras cosas, a "ser visto, pero no escuchado". Romay incidía en "ser respetuoso con el árbitro, con los jugadores y jugadoras, los entrenadores y entrenadoras y el público. Dé ejemplo con el respeto como regla de oro, porque ser positivo es más divertido", al tiempo que invitaba a los padres a formar equipo con los entrenadores, "porque su labor educativa es complementaria de la que recibe en casa".
El compromiso de la FEB con la educación en valores es tan profundo que el propio seleccionador nacional Sergio Scariolo dedicó uno de sus artículos en el blog que mantiene en feb.es a hablar de la relación de padres y entrenadores. El técnico italiano apunta que "el papel paterno y materno no se debe circunscribir a ser el de meros espectadores. Los hijos reclaman de los padres un seguimiento discreto, alejado de los "espectáculos" que algunos ofrecen desde la grada. Los padres deben interesarse por su hijo deportista, animar al equipo e incluso celebrar los pequeños éxitos". "Si yo fuera el entrenador de ese equipo de formación, reclamaría a los padres que arropen a sus hijos y que colaboren conmigo en crear un buen deportista en un deporte de equipo.
El cariño y el apoyo de los padres resultan fundamentales y se complementan con la labor que desempeña el entrenador, pero para ello se debe predicar con el ejemplo", indica Scariolo, desde el difícil papel de padre y entrenador profesional.
"Los mensajes de los padres y del entrenador deben concordar y la vía educativa puede tener dos canales que confluyan en una misma línea. El clima positivo debe rodear el entorno del niño", concluye el hombre que guió a España a la medalla de oro en el pasado Eurobásket de Polonia transmitiendo el mensaje de que el grupo, con respeto y un buen ambiente, se sobrepone a todas las dificultades. No es un mal punto de partida para mejorar una estadística preocupante.
El deporte base busca soluciones a un estudio que coloca a España como uno de los países con más actitudes violentas
Hace unas semanas, un estudio sacó a la luz una estadística que hace pensar: España se sitúa entre los países donde más ciudadanos afirman haber presenciado comportamientos o actitudes violentas, durante eventos deportivos, de padres hacia entrenadores y jugadores delante de sus hijos, según una encuesta mundial que sitúa a nuestro país cinco puntos por encima de la media.
El sondeo revela que el 37% de los encuestados coincide al afirmar que ha sido testigo de esta clase de actitudes, un mal que se expande semana tras semana en multitud de canchas de categorías de formación y que supone un pésimo ejemplo para los chicos que empiezan a relacionarse socialmente a través del deporte. Como no podía ser de otra forma, Córdoba no es una excepción, y no es difícil ser testigo de situaciones poco edificantes que se incluyen en una estadística particularmente peligrosa.
Sin llegar al 60% con el que Estados Unidos lidera esa estadística - una sociedad en la que el deporte, la profesionalización y el éxito están unidos desde los primeros niveles de la educación-, el 42% de los españoles encuestados asegura que ha sido testigo de comportamientos abusivos hacia deportistas de padres delante de sus hijos. "La encuesta pone de manifiesto que durante los espectáculos deportivos hay personas propensas a este tipo de actitudes con las que obviamente, no damos buen ejemplo a los más pequeños", ha señalado el director del sondeo, Jorge Díaz-Cardiel. Cuestiones culturales, frustraciones debido a la crisis -a las que se da rienda suelta usando como excusa el deporte- y un deseo por parte de muchos de resolver sus preocupaciones de manera agresiva se esconden detrás de esos comportamientos.
¿Qué hacer para revertir este problema? Las respuestas están llegando desde distintos puntos implicados, tanto desde los clubes como de las propias federaciones, conscientes de que ésta es una cuestión de educación deportiva. No hay que irse demasiado lejos para encontrar algunas soluciones. Desde el propio Córdoba CF se ha creado la denominada Escuela de Padres, un área multidisciplinar que busca la formación integral de los canteranos y en la que, dentro del acuerdo del club con la UCO, se persigue introducir definitivamente la parcela deportiva como un elemento más en el desarrollo de la personalidad de los jóvenes jugadores. Desde otros muchos clubes, como el Adecor, se están dando pasos en la misma dirección, con la organización de jornadas de convivencia en la que padres, jugadores y entrenadores se dan cita al inicio y durante la temporada para llegar a puntos de acuerdo y normalizar una situación que en no pocos casos acaba como punto de conflicto.
En el mundo del baloncesto la respuesta está llegando directamente desde las federaciones. Antes del inicio del Campeonato de España de minibásket (chicos y chicas de 10 y 11 años), el propio director técnico de la Federación Española, Ángel Palmi, dejó claro que en minibásket "lo importante no es ganar, sino aprender y divertirse", un mensaje que la FAB quiso respaldar emitiendo un decálogo para participantes que, de forma implícita, también estaba destinado para sus padres. Conceptos tan didácticos como "disfruta jugando como parte de tu formación", "no olvides tus estudios", o "respeta al árbitro y al contrario, porque así encontrarás el valor de tu propio equipo" eran la base de una circular que concluía señalando que "el baloncesto te ayudará a ser humilde, modesto y saber relacionarte". Días después, el ex internacional Fernando Romay se dirigió directamente a los padres con otro decálogo en el que invitaba, entre otras cosas, a "ser visto, pero no escuchado". Romay incidía en "ser respetuoso con el árbitro, con los jugadores y jugadoras, los entrenadores y entrenadoras y el público. Dé ejemplo con el respeto como regla de oro, porque ser positivo es más divertido", al tiempo que invitaba a los padres a formar equipo con los entrenadores, "porque su labor educativa es complementaria de la que recibe en casa".
El compromiso de la FEB con la educación en valores es tan profundo que el propio seleccionador nacional Sergio Scariolo dedicó uno de sus artículos en el blog que mantiene en feb.es a hablar de la relación de padres y entrenadores. El técnico italiano apunta que "el papel paterno y materno no se debe circunscribir a ser el de meros espectadores. Los hijos reclaman de los padres un seguimiento discreto, alejado de los "espectáculos" que algunos ofrecen desde la grada. Los padres deben interesarse por su hijo deportista, animar al equipo e incluso celebrar los pequeños éxitos". "Si yo fuera el entrenador de ese equipo de formación, reclamaría a los padres que arropen a sus hijos y que colaboren conmigo en crear un buen deportista en un deporte de equipo.
El cariño y el apoyo de los padres resultan fundamentales y se complementan con la labor que desempeña el entrenador, pero para ello se debe predicar con el ejemplo", indica Scariolo, desde el difícil papel de padre y entrenador profesional.
"Los mensajes de los padres y del entrenador deben concordar y la vía educativa puede tener dos canales que confluyan en una misma línea. El clima positivo debe rodear el entorno del niño", concluye el hombre que guió a España a la medalla de oro en el pasado Eurobásket de Polonia transmitiendo el mensaje de que el grupo, con respeto y un buen ambiente, se sobrepone a todas las dificultades. No es un mal punto de partida para mejorar una estadística preocupante.
1 comentario:
Fernando Romay, el gallego más famoso
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