Un compañero está preocupado por el dolor que refiere su infante en las rodillas. El el blog http://www.desdeelbanquillo.es nos explican esta "patología". Hace muchos años había especialistas que recomendaban abandonar el baloncesto.
Daniel Ruiz Collado, fisioterapeuta, nos lo explica y aconseja:
"En el mundo del baloncesto estamos acostumbrados a ver algunos de los mejores “ejemplares” de la especie humana. Prodigios de fuerza, potencia, coordinación, agilidad, rapidez… Cada vez más, los jóvenes que se animan a practicar nuestro deporte están dotados de unas cualidades físicas absolutamente asombrosas. O quizás a causa de ello, de la destreza de su cuerpo, se dedican al arte de la canasta. Hoy en día no es extraño ver chicos en edad infantil (13 – 14 años) por encima del 1’80, e incluso del 1’90, moviéndose con soltura por la zona, reboteando, tirando desde casi cualquier posición, realizando fantásticas penetraciones o corriendo la banda al contraataque. Todos, especialmente los entrenadores, nos maravillamos con ellos y su capacidad de juego. Sin embargo, existe un reverso oscuro de la moneda, del cual no se salva prácticamente nadie, ni altos ni bajitos. Conocido como “dolor de crecimiento”, les presento la patología de Osgood – Schlatter "
Daniel Ruiz Collado, fisioterapeuta, nos lo explica y aconseja:
"En el mundo del baloncesto estamos acostumbrados a ver algunos de los mejores “ejemplares” de la especie humana. Prodigios de fuerza, potencia, coordinación, agilidad, rapidez… Cada vez más, los jóvenes que se animan a practicar nuestro deporte están dotados de unas cualidades físicas absolutamente asombrosas. O quizás a causa de ello, de la destreza de su cuerpo, se dedican al arte de la canasta. Hoy en día no es extraño ver chicos en edad infantil (13 – 14 años) por encima del 1’80, e incluso del 1’90, moviéndose con soltura por la zona, reboteando, tirando desde casi cualquier posición, realizando fantásticas penetraciones o corriendo la banda al contraataque. Todos, especialmente los entrenadores, nos maravillamos con ellos y su capacidad de juego. Sin embargo, existe un reverso oscuro de la moneda, del cual no se salva prácticamente nadie, ni altos ni bajitos. Conocido como “dolor de crecimiento”, les presento la patología de Osgood – Schlatter "
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