
Ese soy yo. No tengo más remedio que aceptar la realidad. Hubo un tiempo en el que los papeles se intercambiaron y él sólo era el hermano pequeño; sí, con gran futuro pero el segundo de a bordo y sin hacer sombra al primogénito. Grandes cualidades, progreso diario, pero siempre a la sombra de Alfonso. Y pensar que en China toda la gloria habría sido para mí con eso de la política del hijo único…
Sin embargo, un día decidió ser mejor que su hermano, y vaya si lo consiguió. Es muy duro decir que ya no soy ni el mejor de mi familia. La cosa tiene bemoles.
No podéis imaginar el bochorno que experimento cuando un aficionado se acerca y me pide un autógrafo. La primera sensación es de satisfacción al suponer que todavía se acuerdan de uno, pero inmediatamente se me caen los palos del sombrajo cuando me espeta:
- “Felipe, el próximo partido a ver si machacáis al …”
Cuando le recuerdo que no soy aquél por cuya rúbrica suspira sino sólo un arcaico sucedáneo, entorna los ojillos y me mira con más atención diciendo:
- “Ah, pues os parecéis mucho”
Me arrebata el boli y como si de un apestado se tratase huye de mí pensando cómo ha podido confundirme con el bueno de los Reyes.
Ya conocéis cómo es mi relación con el aficionado desde que soy el hermanísimo. Ni Juan Guerra lo tuvo más difícil.
Si queréis leer más, picar aquí
Sin embargo, un día decidió ser mejor que su hermano, y vaya si lo consiguió. Es muy duro decir que ya no soy ni el mejor de mi familia. La cosa tiene bemoles.
No podéis imaginar el bochorno que experimento cuando un aficionado se acerca y me pide un autógrafo. La primera sensación es de satisfacción al suponer que todavía se acuerdan de uno, pero inmediatamente se me caen los palos del sombrajo cuando me espeta:
- “Felipe, el próximo partido a ver si machacáis al …”
Cuando le recuerdo que no soy aquél por cuya rúbrica suspira sino sólo un arcaico sucedáneo, entorna los ojillos y me mira con más atención diciendo:
- “Ah, pues os parecéis mucho”
Me arrebata el boli y como si de un apestado se tratase huye de mí pensando cómo ha podido confundirme con el bueno de los Reyes.
Ya conocéis cómo es mi relación con el aficionado desde que soy el hermanísimo. Ni Juan Guerra lo tuvo más difícil.
Si queréis leer más, picar aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario